1 - No está bien permitirles que nos quiten el teléfono para
continuar nuestra conversación, porque hoy quizás es la abuelita la que está en
la línea, pero mañana podría ser el jefe de papá.
2- Las llamadas son algo privado y mientras hablamos no
tenemos por qué decirles con quién estamos hablando, ni de qué. Tienen que
aprender a esperar.
3- El teléfono es algo de adultos, no un juguete. Para jugar
video juegos está la computadora.
4 - Cada vez que papá o mamá hablan por teléfono se hace
silencio, porque sino los papás van a tener que irse a otro lugar para escuchar
lo que les dicen.
5- Si los niños no quieren hablar por teléfono no hay que
torturarlos porque a una tía lejana o prima segunda se les antoje escucharlo.
Si quieren hablar con él pueden hacerlo en persona o esperar a que crezca.
Ojalá estas pequeñas consideraciones les sean de utilidad y me despido con una última “llamada” de atención: Llamarlos desde el trabajo es lindo, pero que nuestra ansiedad por escucharlos no altere su rutina o su humor (a veces duermen o no quieren atender).
Imagen: beewol.wordpress.com
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