Sin duda la vida de padre es una de las cosas más caóticas
de la tierra. Trabajar mucho, dormir poco, grandes momentos de tensión, nervios
y, finalmente, dos minutos de paz por día. Por ello, para aquellos padres
solteros como yo que no cuentan con demasiado tiempo para relajarse, recomiendo
“que los saque a pasear el perro”.
Si tienen un canino como mascota, una de las cosas más
relajantes es salir a pasear con ellos, pero dejando que ellos sean nuestra
guía. Salir sin saber a dónde, simplemente caminar detrás de ellos y relajar la
mente, dejar de pensar, disfrutar de la falta de control.
A simple vista parece una tontería, pero dejar que por unos
minutos alguien tome el control de la situación, aunque sea un perro, es
reconfortante, porque por un breve periodo de tiempo las cosas no dependen de
nosotros y, de vez en cuando, es necesario quitarnos ese peso de los hombros.
Después de todo, somos simples hombres y si no logramos
encontrar un momento de paz, de tranquilidad espiritual y física, no seremos
capaces de enfrentar el día a día como se supone que lo hagamos: con convicción
y no por obligación.
Hay que relajarse, respirar profundo y seguir
adelante. Quizás sintamos que si tomamos una mala decisión nuestro mundo puede
explotar, pero lo más importante es no explotar nosotros, porque si el mundo
explota lo podemos arreglar, pero si explotamos nosotros, ¿quién nos arregla?
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